15 marzo 2008

Estoy perdiendo la cabeza

El amor y la pasión -la quería tanto- le hicieron perder la cabeza. Desde entonces, se pasea por las calles de París, con su acordeón, tocando canciones tristes, sorprendiendo a los turistas, asustando a los niños, asombrando a los gatos (callejeros). Nadie ha vuelto a besarle, pero las monedas le dan para comer.

Cuando saqué la foto, estaba tocando una de las canciones de Amélie.

09 marzo 2008

Mañana de domingo, Café de Flore.

Hay menos gente de lo habitual, hoy, en París. Me he cruzado sobre todo con asiáticos, esos nunca fallan; indiferentes a la lluvia y al viento, alzaban sus cámaras digitales hacia la catedral, que tiene resaca de visitas.

Lejos de las mesas electorales, paseo mis ojos por las páginas aburridas de la edición europea, resumida, y mal impresa, de mi periódico habitual. Los anuncios del suplemento dominical no me distraen tanto como observar, desde la pecera del Café de Flore, a los transeúntes. ¿Quiénes son los peces, ellos o yo? ¿Estoy en una pecera, o estoy visitando un acuario desde el interior?

Miro las gotas que caen, escucho conversaciones mezcladas. El camarero hace la pelota a los turistas, Sartre sentiría náuseas los tiempos están cambiando.

Escribo unas líneas para ti, sabiendo que, probablemente, nunca lleguen a su destino. Qué pena, la postal era preciosa.

Será la lluvia, el cielo, será el tiempo transcurrido, los kilómetros de distancia, o la simple distancia del silencio; será Sartre, no sé.

Foto: Juanjo, tomada esta mañana en el Café de Flore