27 julio 2008

Sin ti

Sin ti, algunos minutos parecen escaparse de los relojes, rompiendo los esquemas de las horas, destrozando los días, aniquilando el tiempo, para convertirlo en una masa informe.

Los recuerdos cambian de color, el colegio de mis once años vuelve a ser una tortura, y los maestros, recuperan su poder de Superogros.

La palabra “imposible” vuelve al diccionario, avergonzada; recupera su lugar, reemplazando “imaginación”, y “esperanza”, que regresan a su exilio.

Sin ti, los golpes duelen, el calor aprieta en lugar de reconfortar, y el frío congela, en vez de aliviar.

Los recuerdos cambian de color, inventando finales alternativos de películas que no vi hasta el final. El sol y la luna son fases calculadas en calendarios impresos, y ya no cuentan historias a nadie.

El espejo vuelve a ser una bofetada, la infancia una buena razón para ser amnésico, y las fotos dejan de ser pruebas concluyentes que podrían salvar al acusado de su condena, para convertirse en cuerpos del delito, en conclusiones inequívocas de culpabilidad.

Sin ti, “mucho” se convierte en “cero”, y “todo” en “palabra no encontrada, lo sentimos.”

Sin ti, no creo en siete vidas, ni mucho menos, en setenta-veces-siete.

Sin ti, volveré a ser una sombra... pero quizás mi existencia quede justificada para siempre, si ser sombra equivale a estar, siempre que haya luz.