25 abril 2008

Gato


Nunca me han permitido entrar en los salones de moda, donde los gatos de élite pavonean su corte moderno, de pelaje bien cuidado, ante las miradas llenas de admiración de las gatitas sumisas. No llevo un cascabel con diamantes, ni como Cat-Viar en un platito de porcelana. Jamás he pisado la consulta de un veterinario, ni he dormido en un colchón hecho de plumas de oca inglesa.

Pero puedo guiarte por calles que nadie conoce, haciéndote reír en cada esquina, con mis pelos de loco que se acaba de levantar. Mi único cascabel es una chapita de latón, que tintineará alegremente tus canciones cada vez que me lo pidas, y mi comida puede ser escasa, pero pasaré hambre si hace falta, con tal de compartirla contigo. He aprendido a lamerme las heridas, y puedo dormir sobre una piedra, porque me reconfortará soñar que estás a mi lado... Y, si algún día me cruzo con una oca inglesa, le enseñaré a huir de los que la persiguen, porque esos sí que son los malos.

Nada ha cambiado. Sólo soy un gato callejero.

Pero hoy, necesitaba decírtelo.

04 abril 2008

Problemas Técnicos


He comprobado que la moderación de comentarios de Blogger no funciona debidamente. El resultado es que no llego ni siquiera a optar por publicar o rechazar, los mensajes, simplemente, no llegan. Esta funcionalidad había sido activada sólo porque estaba teniendo problemas con la inserción de mensajes automáticos, que incluían links sospechosos. Desactivo, pues, dicha moderación, y pido disculpas a quien haya podido pensar que su comentario no era publicado por cualquier otro motivo.

Los comentarios de quien me honra con su presencia y su lectura, hacen que sea todavía más agradable compartir las vivencias de este Gato Callejero y de su Sombra.

Espero que nadie se haya sentido molesto por estos problemas técnicos, y pido, de nuevo, disculpas por los trastornos que haya podido ocasionar. Un beso especial a Tulipa y Gabu, quienes me han hecho conocer este hecho, y un abrazo fuerte a quienes, no viendo sus comentarios publicados, se hayan sentido censurados. Nada más lejos de mi intención.

Foto: "Letras perdidas", Juanjo

02 abril 2008

Con los ojos cerrados


Al despertar el sol, me crucé con una lechuza que ululaba. "¿Por qué ululas, si es de día?" "Tengo insomnio". "Ah... Bueno, Que te mejores, que sepas que me gusta cómo ululas.." Y la lechuza ululó, con los ojos bien abiertos. Y yo seguí andando, feliz de poder meter, por una vez en mi vida, el verbo ulular en una conversación.
Salió a mi encuentro el lobo (feroz), que lloraba desconsoladamente. "Llevo mucho tiempo sin aullarle a la luna. No la veo. ¿Puedes ayudarme?". Lobito se estaba quedando ciego, por su avanzada edad. "No hace falta que la veas, siéntela". La idea le convenció, secó sus lágrimas con sus patitas, y se puso a aullar, aunque para guardar la coherencia de este relato incoherente, mantendré que era de día. Pero eso no importa, porque ya sea de día o de noche, la luna siempre está para los que saben cerrar los ojos y sentir...

Guardé mi romanticismo estúpido bajo una piedra, y seguí caminando, hasta llegar a la cueva del Dragón. "Dragón, ¿tienes fuego?" Siempre le gastaba la misma broma boba. "No me vengas con esos humos", contestó, como siempre. Compartimos un par de tragos de una bebida fuerte, de esas que te queman la garganta, y hablamos de ésto y aquello, del fuego y del agua, que si yo siempre caigo de pie, que si tú eres un reptil o un ave, enfín... lo típico entre dragones y gatos.


Le dejé eructando bolas de fuego, mientras yo hacía esfuerzos para no chocarme contra las paredes de la cueva, y al salir, creí que los efectos del licor me hacían tener visiones, porque apareció ante mí la más guapa de las criaturas que jamás he visto, subida a una escoba. "¿No me tienes miedo? Dicen que soy una bruja". "Yo sólo veo un angelito que juega con una escoba voladora." Se bajó para abrazarme, y me contó su historia. Por su aspecto, desde siempre, creían que era una bruja. Pensé que debía invitarla a venir conmigo, porque si bien no era más que un gato callejero, a menudo me pasaban cosas asombrosas: encuentros con lechuzas insomnes, lobos golosos o dragones entrañables (y algo bebedores)... Dejó en el suelo su escoba, y me dijo, seductora: "Ya no me hace falta, creo que contigo, volar va a ser un juego de niños".

Desde ese día, hay quien sólo ve al gato y quien sólo ve a la bruja, otros no ven nada, y esos importan poco, pero me han contado que algunos, sí, algunos, son capaces de ver sin abrir los ojos, de sentir sin soñar, de delirar sin beber, incluso de ulular, o aullar, que un día, se cruzaron con una bruja sin escoba y un gato callejero, que parecían volar mientras compartían sus sueños.

Foto: Juanjo, volviendo a mi casa/hotel/celda, me encontré con esta escoba abandonada en el suelo, y pensé "¿qué brujita ha podido abandonar su escoba y por qué lo habrá hecho?"